Estrategia de competencia social
Las relaciones fuertes y saludables son importantes a lo largo de su vida. Sus vínculos sociales con familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo y otros impactan sobre su bienestar mental, emocional e incluso físico. Los estudios mostraron que las personas que tienen lazos sociales más amplios y diversos tienden a vivir más. También tienden a tener mejor salud física y mental que las personas con menos relaciones. El apoyo social podría brindar protección especial en los momentos difíciles.
Cualquier interacción social, ya sea de trabajo, de amistad o familiar requiere del conocimiento y puesta en práctica de habilidades sociales. La necesidad de conocer y saber emplear las diferentes competencias sociales ha sido planteada desde organismos como:
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La Organización Mundial de la Salud, definiéndolas como aquellas aptitudes necesarias para poder comportarse de forma adecuada y positiva, permitiéndonos enfrentar eficazmente las exigencias y retos de la vida diaria.
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La OCDE, proponiendo que deben ser parte integral del aprendizaje en los centros de educación.
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La organización americana CASEL, definiendo su aprendizaje como aquel a partir del cual las personas adquieren y utilizan de forma efectiva el conocimiento, las actitudes y las habilidades necesarias para: entender y gestionar sus emociones; establecer y conseguir una serie de objetivos positivos; sentir y mostrar empatía por los demás; establecer y mantener relaciones sociales positivas con los demás y tomar decisiones de forma responsable.
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La UNESCO, expresando la urgente necesidad de su aprendizaje por parte de familias y comunidades para abordar y contrarrestar los efectos que ha desatado el COVID-19.
Las habilidades sociales se pueden definir como un conjunto de capacidades y destrezas interpersonales que nos permiten relacionarnos con otras personas de forma adecuada, siendo capaces de expresar nuestros sentimientos, opiniones, deseos o necesidades en diferentes contextos o situaciones, sin experimentar tensión, ansiedad u otras emociones negativas.
Se han encontrado relaciones entre la inteligencia emocional y conductas muy serias como el fracaso escolar y/o laboral, el consumo de sustancias nocivas, los trastornos alimentarios, la violencia, el bullying escolar o laboral, etc. También existe una relación entre la inteligencia emocional y las conductas que favorecen iniciar, mantener o cerrar conversaciones, enfrentarse eficazmente a las críticas, hacer valer sus derechos, hacer peticiones o pedir favores, hablar en público, gestionar adecuadamente situaciones interpersonales conflictivas, etc.
Las habilidades sociales incluyen entre otras:
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Escucha activa
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Empatía
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Conocimiento, comprensión y regulación emocional
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Autoestima
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Automotivación
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Resolución de conflictos
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Asertividad
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Resiliencia
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Capacidad de definir un problema y evaluar soluciones
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Toma de decisiones
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